jueves, 4 de junio de 2020

¿Cómo reactivar la economía de la región Cajamarca post Covid-19?

Un hombre que piensa que la economía es solo una cuestión de complejidades numéricas olvida que es ella la que puede crear el inmensurable progreso o conducir a la auténtica calamidad. De ahí que la reactivación económica de la región Cajamarca debe abordarse con la suficiente responsabilidad y pericia para asegurar los resultados deseados.

En este post solo pretendo hilar algunos elementos clave que ayuden a comprender no solo un proceso de reactivación económica post Covid-19, sino de una reactivación real y efectiva que por años se viene desestimando.

Tener en cuenta los delirios del crecimiento

Reactivar la economía es impulsar el crecimiento económico. ¿Qué implica crecer? Significa incrementar el Producto Bruto Interno (PBI). En términos simples, el PBI es un indicador que mide la producción dentro de una región o país durante un periodo de tiempo, generalmente un año. Si el PBI crece de un periodo a otro significa que hay un crecimiento económico; pero si decrece hay una recesión económica. Sin embargo, el PBI sufre varias inconsistencias. Solo a manera de muestra, el PBI no contabiliza una serie de actividades informales, como el comercio ambulatorio, que es característico de nuestra economía regional y del país. Tampoco tiene en cuenta los costos de contaminación o efectos negativos de actividades que hacen daño a la sociedad. Sin embargo, por ejemplo, si hay más producción de drogas, armas de guerra, u operaciones de limpieza de relevantes mineros, el PIB crece.

Las incongruencias del PIB pueden aterrizar en delirios del crecimiento económico. Recuerdo un episodio desazonado, ocurrido en 2017, cuando un alto funcionario del BCR restregaba los bajos niveles de crecimiento económico regional. Con soltura y autoridad que su posición lo emanaba, afirmó que el sector lácteo había decrecido. Alguien de la audiencia no le creyó y le pidió que se explique. En respuesta, dijo que esto se debía porque una gran empresa (¡solo una, que era formal, y de la que se disponía de datos!) reportó menores ventas de quesos. Solo atiné a pensar: ¡¿Tanto dinero en sus sueldos… y para esto?! Pero así son los datos del PBI Cajamarca: fríos e incompletos. Si nos apañamos solo a mirar las cifras del PBI, y no la estructura y configuración del real funcionamiento de la economía, cualquier esfuerzo de mejora será miope. Además, el incremento del PBI no te asegura un aumento del desarrollo; pero el crecimiento es una condición necesaria. A corto plazo, en una reactivación, la idea es generar crecimiento, pero un crecimiento que luego conecte con el desarrollo.

Escanear el PBI regional

No podemos diseñar medidas de reactivación económica si se carece de una comprensión mínima de las fuerzas del crecimiento, ya sea desde los enfoques de la renta, la oferta, o la demanda. Centrémonos en este último. Impulsar la economía desde la demanda implica estimular el consumo privado, consumo público, inversión privada, inversión pública, y exportaciones. Estos son los motores o fuerzas de la economía, los cuales, con la actual pandemia, se han debilitado o dañado más de lo que ya estaban. El impulso de cualquiera de ellos reactiva la economía, resultando en un crecimiento del PBI. En el actual contexto, solo las exportaciones no es posible estimularlas a corto plazo. Aquí el reto es orientar esa producción al mercado interno.

Pero ¿qué motores prevalecen en nuestra economía? Los datos fríos indican que el consumo privado es el más importante, que representa más del 50% del PBI regional. El gasto público representa el 22%; la inversión privada, 10%; y la inversión pública, 9% del PBI. Por supuesto, esta composición es diferente en otras regionales y a nivel nacional. Todo indica que el foco está en estimular el consumo privado; sin embargo, esto no será posible sin impulsar los demás.

Incentivar las fuerzas del privado

Impulsar el consumo privado implica que la gente debe disponer de más dinero, y para lograrlo se requiere generar más empleos y/o incrementar los sueldos. Con esta crisis, la vía menos pantanosa está en los empleos. ¿Conocemos el tamaño, comportamiento, estructura y tipología de las empresas que generan empleo en nuestra región? ¿En qué condiciones los sectores más afectados pueden retomar el empleo? ¿Qué protocolos de seguridad y salud laboral se consideran en una estructura empresarial altamente heterogénea? Cerca del 90% de las empresas de la región son microempresas (de menos de 10 trabajadores) y cerca del 50% están conformadas por solo una persona. Estos datos tienen que interpretarse en compañía de datos sectoriales donde están los empleos, y hay que hacerlo desde una perspectiva territorial. Porque no es lo mismo impulsar el empleo en el sector agropecuario, que representa el 51% de la PEA ocupada y que está en gran medida en el ámbito rural, que el empleo de los sectores comercio y servicios, que representan el 24% del empleo y está en gran parte en la zona urbana. ¿Cómo aseguramos que los esfuerzos de promover el empleo sean efectivos en una economía regional donde la informalidad del 91% opaca a la economía formal del 9%?

El impulso del empleo nos empuja a enfocarse en la inversión privada. Esperar de la inversión extranjera no es factible por ahora; pero sí de las inversiones locales y nacional. Para esto, tenemos que dar señales y expectativas optimistas a los inversionistas, lo cual implica, como dijo John Keynes, despertar los “animal spirits” de los inversores y de quienes quieren invertir. Por ejemplo, si hay grandes inversiones, listas para empezar, hay que motivarlas para así generar un efecto arrastre y de complementariedad con las demás; si tenemos un sistema microfinanciero importante —que lo tenemos en la región— debemos ser capaces de apoyar el acceso al crédito de pequeños empresarios; si nos centramos en facilitar adecuadamente ciertos procesos administrativos de apertura y continuidad de un negocio, la inversión privada, sin duda, se moverá; incluso debemos ser capaces de diseñar mecanismos que ayuden a compensar con beneficios presentes pérdidas futuras de las inversiones, y así alentaremos a invertir hoy.

Asimismo, tenemos que entender que las implicancias de esta crisis son un tanto diferentes a una crisis política o social. En una crisis como esta, las señales que se envían importan para las inversiones, pero la necesidad implícita puede importar más. En una economía regional altamente informal, heterogénea y con mucho desempleo, la necesidad de generar ingresos puede impulsar una mayor creatividad, emprendimiento e innovación para generar ingresos. Ayudar a que esto suceda requiere crear las condiciones y entender las demandas institucionales y organizativas desde el aparato público. Es decir, necesitamos gobiernos emprendedores.

Alimentar las fuerzas de lo público

Un gobierno emprendedor, para reactivar la economía, no solo alienta el consumo e inversión privada, sino que es capaz de realizar una inversión pública inteligente, comprendiendo la dinámica de la estructura económica, las dinámicas de los mercados laborales locales, así como las dinámicas de los mercados informales. ¿Están preparados los gobiernos locales y regional desde esta óptica? En sus manos tienen los motores del consumo e inversión pública, aunque son limitados, ya que su capacidad de recursos depende del crecimiento económico. El consumo público es un motor importante del crecimiento económico regional. Pero este no es el camino; no podemos estar a expensas de más puestos públicos o subsidios del gobierno. De aquí que nos haga recordar al olvidado francés, pero brillante, Frédéric Bastiat, quien dijo: “Todos desean vivir a expensas del Estado, pero se olvidan que el Estado vive a expensas de todos”. 

El camino está en la inversión pública. Por un lado, es importante avanzar en las inversiones de mayor alcance y complementariedad. Por otro lado, la clave está en impulsar las inversiones en ámbitos que más encadenamientos y vínculos productivos y de consumo generan. Por ejemplo, dentro del sector agropecuario y agroindustrial, la atención prioritaria de varias cadenas productivas se convierte en estratégico, debido a su alta capacidad de generar empleos, rapidez del ciclo de producción y comercialización, y por su flexibilidad de reinvertir los ingresos. Dar una significativa amplitud a los procompites, por ejemplo, o acelerar los programas de compensaciones para la competitividad, o diseñar paquetes económicos para el emprendimiento, impactará efectivamente en la reactivación. Se trata, por tanto, de medidas urgentes, pero efectivas.  

Conformar la orquesta

La reactivación económica no es un laissez faire. Es un desafío interinstitucional liderada por el gobierno. Los gobiernos locales y regional deben tener la capacidad suficiente para dialogar y articular esfuerzos, generar ideas y diseñar políticas. Y uno de estos esfuerzos debe ser la conformación de al menos dos comisiones estratégicas: un comité interinstitucional, clave para el mapeo de los diferentes intereses de los diversos actores que intervienen en la economía regional; y una comisión de expertos independientes con trayectoria profesional, que asesore al gobierno en la elaboración de una estrategia regional para la reactivación económica.

En resumen, la reactivación económica no se producirá sola. Se requieren capacidades y esfuerzos estratégicos para hacerlo posible. De lo contrario, parafraseado a García Márquez, será una crónica latente de una peor crisis anunciada. 

Publicado en El Nuevo Diario, el jueves 06 de junio de 2020.

¿Cómo reactivar la economía de la región Cajamarca post Covid-19?

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